Al enfrentarte a una situación recurrente, es posible que te encuentres siempre con la misma dificultad, sin poder ver nuevas soluciones; lo que debes aplicar es el pensamiento creativo.
Esto pasa porque sueles pensar siempre de la misma forma y aplicas los mismos razonamientos y principios. Sin duda, puedes enriquecer tu abanico de soluciones a través de la experiencia y con la formación, aunque esto sea válido a mediano y largo plazo. Sabes que las ideas que se te ocurren hoy, no son las mismas de hace unos años. Entonces ¿qué podemos hacer para fomentar el pensamiento creativo a corto plazo?
Te dejo aquí una técnica que llevo usando y aplicando desde hace tiempo; es sencilla y muy eficaz para salir de las casillas de nuestra habitual forma de pensar.
¿Cómo se fomenta el pensamiento creativo?
¿Cuántas veces te has bloqueado ante un problema? ¿Cuántas veces has pasado horas buscando soluciones a una cuestión para acabar haciendo siempre lo mismo porque ‘no se te ha ocurrido’ nada nuevo?
Imagina una discusión entre vecinos acerca del perro que ladra toda la noche. Cada uno tiene su idea preestablecida y se prepara para sacarla y defenderla delante del otro. El amo querrá defender su derecho a que el perro ladre -al fin y al cabo es un perro- y el vecino querrá preservar su derecho al silencio y al descanso.
Aparentemente, las dos posiciones son incompatibles y podrían llevar a extensas discusiones en un bucle sin fin de explicaciones y razonamientos para soportar una u otra idea. La cuestión es que cada una de las ideas expuestas es legitima y seguramente cada razonamiento sea correcto y justo, desde el punto de vista de cada quien.
Sin embargo, debemos buscar una solución, una solución que les valga a las dos partes y que respete las necesidades de ambos. Dando por sentado que los dos actúan con buena fe y están dispuestos a analizar la situación y negociar algo, en el interés recíproco podremos comenzar un proceso de pensamiento creativo en busca de alternativas que les permitan apartarse de las ideas preconcebidas: ‘quítame el perro del medio’ por un lado y ‘ponte tapones si te molesta’ por el otro.
Fomentar el pensamiento creativo y buscar alternativas también quiere decir investigar el origen del problema, analizarlo con claridad y aproximarse desde el otro lado.
Si el perro ladra mucho de noche, tal vez haya algo que le asusta; algo como una luz, un sonido, un pasaje de coches. ¿Se podría cambiar de sitio para evitar que ladre?
Quizá baste sacarlo a dar un paseo antes de la hora de acostarse, para que se canse y haga sus necesidades. Tal vez el vecino podría quitar esa jaula de pájaros que molesta al perro desde ese lado de la casa, o apagar esa luz que lo tiene despierto y atento.
Pero ¿cómo podemos llegar a ver estas nuevas posibilidades?
Para analizar todos los aspectos de una situación y sacar soluciones creativas a un problema, podemos usar el método de los seis sombreros.
Cada persona tiende a pensar de la misma manera y le resulta difícil hacerlo de otras formas: el pesimista, piensa en negro y el optimista en rosa. Edward De Bono, el padre del «pensamiento lateral«, propuso en 1985 un método original y de gran éxito para acostumbrarse a pensar de seis modos diferentes.
Cada modo se ha equiparado con un sombrero que se pone y se retira, según sea necesario.
Los sombreros son de seis colores simbólicos.
- El sombrero blanco (un folio blanco, la nieve) es el razonamiento analítico e imparcial. Se trata de informarse de los hechos tal como son, sin juicio. Se realiza aquí el análisis de datos, la recopilación de información.
Volviendo a nuestro ejemplo: ¿Cuánto ladra el perro? ¿A qué hora? ¿Por qué molesta? ¿Qué hace el vecino en el momento en qué ladra el perro? Sin juzgar y sin sacar conclusiones, analizamos los hechos y anotamos hasta el detalle más insignificante.
- El sombrero rojo (el fuego, la pasión) es la libre expresión de las emociones. Desde allí puedes expresar tus emociones, sugerencias y frustraciones. Libera, no solo las emociones positivas también, los sentimientos negativos como la aversión, la ira o el miedo.
Es el momento del desahogo: ¡Ese perro lleva molestándome desde..! ¡Estoy cansado de no poder dormir! ¡Mi perro no es nada comparado con tus pájaros! y así, saldrán nuestras tensiones y rencores, pero siempre ¡Sin perder las formas!
- El sombrero negro (la noche, el duelo) es el abogado del diablo. Es aquí cuando detectas los aspectos negativos, las razones por las que ‘no puede funcionar así’.
Piensas que no hay soluciones? ¡Exprésalas!
- El sombrero amarillo (el sol, el oro) es el abogado del ángel. Te invita a ser positivo y destacar las ventajas, las oportunidades, las buenas intenciones.
Si ves posibilidades levanta la mano. ¡Vamos a buscar una solución, en fin, somos vecinos! ¡Sé que no lo dices con mala intención! ¡Quiero ayudarte!
- El sombrero verde (la naturaleza, la calma) es la creatividad. Busca salidas creativas, nuevas ideas, análisis y propuestas de mejora. Te conmina a atreverte a decir lo más raro e inusual.
¿Qué pasaría si…… moviera al perro de sitio? ¿Usarás tapones de oído? ¿Y si levantáramos una pared? ¿Una caseta para el perro? ¿Es posible cambiar los pájaros de allí?
Y así hay que seguir hasta que encuentres una o varias ideas que establezcan el acuerdo.
- El sombrero azul (el cielo, ‘lo de arriba’) es el orden. Ahora se trata de establecer las prioridades, los métodos, las secuencias funcionales. Este sombrero lo lleva quien planifica, organiza, establece las reglas del juego y debe hacer ver a los demás de forma sencilla e intuitiva como en el sistema de los sombreros se desarrolla.
Una cuestión de lenguaje
Para mantener una actitud positiva y colaborativa en todos, hay que usar el lenguaje adecuado. Si digo:
«tratad de ver las cosas de forma un tanto más positiva, de lo contrario no llegamos a ningún sitio»
consigo en respuesta:
«yo soy así, además, los hechos me dan la razón».
Sin embargo, si uso la expresión:
«bueno, ahora quítate el sombrero negro y dime cómo se ve la cosa con el sombrero amarillo»
Propongo como una analogía, un juego de mimo, un cambio de mentalidad y se la pongo difícil hasta al más cascarrabias para que relance sus frases negativas y preconfeccionadas.
Los seis sombreros representan pares opuestos, antagónicos o complementarios. La frialdad del blanco se opone al calor del rojo; el pesimismo del negro se opone al optimismo amarillo; la verde creatividad se complementa con el azul de las reglas y del orden.
Una buena sucesión puede ser:
BLANCO ⇒ ROJO ⇒ NEGRO ⇒ AMARILLO ⇒ VERDE ⇒ AZUL
Aunque el método y los distintos sombreros se pueden utilizar libremente.
Los sombreros, también se pueden usar individualmente, en el sentido de que te puede interesar la simple recogida de datos, dejando de lado los sentimientos. También pueden ser utilizados para regular una reunión, para que los participantes sean menos agresivos y más colaborativos. Con este método nadie defiende su propia manera de pensar, sino un simbólico sombrero. Además, es útil para poder abordar un problema pensando todos de la misma forma. Para ver mejor los resultados de la reunión, puede crear seis pizarras apuntando lo que sale de cada sombrero.
Para saber más
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